Ir al contenido principal

Entradas

Pedazo de mí - Francisco Buarque de Hollanda

Oh, pedazo de mí. Oh, mitad alejada de mí, lleva tu mirar, que la saudade es el peor tormento, es peor que el olvido, es peor que mi entreverar. Oh, pedazo de mí. Oh, mitad exiliada de mí, lleva tu señal, que la saudade duele como un barco que poco a poco dibuja un arco y evita así atracar. Oh, pedazo de mí. Oh, mitad arrancada de mí, lleva tu figura, que la saudade es inversa al parto, la saudade es ordenar el cuarto del hijo que ya murió. Oh, pedazo de mí. Oh, mitad amputada de mí, lleva lo que hay de ti, que la saudade duele, palpitante, es como algo punzante en el miembro que ya perdí. Oh, pedazo de mí. Oh, mitad adorada de mí, lava mi mirar, que la saudade es el peor castigo, y no quiero llevar conmigo la mortaja de amar. Adiós.
Entradas recientes

A. Tabucchi sobre la traducción de 'Saudade'

Lisboa. Rua da Saudade Los turistas se han quedado en la calle de abajo, adelante de la catedral medieval, en esta colina de Lisboa donde se yergue el castillo de São Jorge. Hemos actuado por iniciativa propia, porque la catedral ( Sé , en portugués, contracción del latín sede , puesto que era también sede obispal) y el castillo de São Jorge son dos lugares obligados para el visitante, dos símbolos de la ciudad, de los pocos monumentos medievales respetados por el terrible terremoto que devastó Lisboa en 1755. Pero probablemente los hemos visto ya, por nuestra cuenta o con nuestros eventuales compañeros de viaje, o los veremos dentro de un rato, porque a los monumentos obligados de una ciudad no debemos ni podemos sustraernos. Aquí en cambio, en rua da Saudade, a pocos metos de la catedral, no viene nunca nadie. El ocasional visitante de Lisboa no tiene motivo alguno para venir, porque aparentemente no hay nada que lo justifique, y por esa razón la guía que llevamos en el bolsillo, que...

Cecilia - Francisco Buarque de Hollanda

Cuántos artistas entonan baladas para sus amadas con grandes orquestas. Cómo los envidio, cómo los admiro yo que te veo y casi ni respiro. Cuántos poetas, románticos, prosas, exaltan sus musas con todas las letras. Yo te murmuro, yo te suspiro yo, que deletreo tu nombre en lo oscuro. ¿Me escuchas, Cecilia? Pero te llamaba en silencio. En tu presencia palabras son brutas. Puede ser que, entreabiertos, mis labios levemente temblasen por ti, mas ni las sutiles melodías merecen, Cecilia, tu nombre esparcido por ahí. Como tantos poetas, tantos cantores, tantas Cecilias con mil reflectores. Yo, que no lo digo mas ardo de deseo, te miro, te guardo, te sigo, te veo dormir. ¿Me escuchas, Cecilia? Pero te llamaba en silencio. En tu presencia palabras son brutas. Puede ser que, entreabiertos, mis labios levemente temblasen por ti, mas ni las sutiles melodías merecen, Cecilia, tu nombre esparcido por ahí. Como tantos poetas, tantos cantores, tantas Ceci...

Mar y Luna - Francisco Buarque de Hollanda

Amaron su amor urgente, las bocas saladas por vientos de agua, la espalda azotada en las tempestades de aquella ciudad distante del mar. Amaron el amor sereno, de nocturnas playas, subieron sus faldas, la Luna testigo de su felicidad en aquella ciudad de ausencia lunar. Amaban su amor prohibido, pues hoy ya es sabido, la gente enterada, una iba mareada, grávida de Luna, y la otra desnuda, ávida de mar. Y fueron quedando marcadas, entre carcajadas, con escalofríos, mirando hacia el río tan lleno de Luna que aún continúa corriendo hacia el mar. Siguieron el río hacia abajo, rodando en su lecho, tragando el agua, flotando entre algas, arrastrando hojas, cargando flores, deshaciéndose. Y fueron formando peces, formando conchas, formando piedras, formando arena, plateada arena, con Luna llena y junto al mar.

Otra noche - Francisco Buarque de Hollanda

Otra noche, otro sueño. Como si soñase el sueño de otro dueño. Otro humo, otra ceniza, otra mañana. Muerdo la fruta, otro el jugo. Ando por la misma casa, otro aplomo. Otra sombra, otoño, lluvia, temporal. ¿Acaso no vi ya, de modo impersonal y en tiempo diferente un día extrañamente igual? Días iguales, avaricia de Dios, pasando indiferentes por mis extrañados ojos. Otros ojos en tu rostro. Pronuncio tu nombre y ya tu nombre es otro. Otra bruma, sombra de otro sueño,  alguien. Junio matinal, otoño, octubre y más.