Cuántos
artistas entonan baladas
para sus amadas con grandes orquestas.
Cómo los envidio, cómo los admiro
yo que te veo y casi ni respiro.
Cuántos
poetas, románticos, prosas,
exaltan sus musas con todas las letras.
Yo te murmuro, yo te suspiro
yo, que deletreo tu nombre en lo oscuro.
¿Me
escuchas, Cecilia?
Pero te llamaba en silencio.
En tu presencia
palabras son brutas.
Puede ser
que, entreabiertos,
mis labios levemente
temblasen por ti,
mas ni las sutiles melodías
merecen, Cecilia, tu nombre
esparcido por ahí.
Como tantos
poetas,
tantos cantores,
tantas Cecilias
con mil reflectores.
Yo, que no lo digo
mas ardo de deseo,
te miro,
te guardo,
te sigo,
te veo dormir.
¿Me escuchas,
Cecilia?
Pero te llamaba en silencio.
En tu presencia
palabras son brutas.
Puede ser
que, entreabiertos,
mis labios levemente
temblasen por ti,
mas ni las sutiles melodías
merecen, Cecilia, tu nombre
esparcido por ahí.
Como tantos
poetas,
tantos cantores,
tantas Cecilias
con mil reflectores.
Yo, que no lo digo
mas ardo de deseo,
te miro,
te guardo,
te sigo,
te veo,
te miro,
te guardo,
te sigo,
te veo
dormir.
Quantos artistas entoam baladas / Para suas amadas com grandes orquestras / Como os invejo, como os admiro / Eu que te vejo e nem quase respiro. // Quantos poetas, românticos, prosas, / exaltam suas musas com todas as letras. / Eu te murmuro, eu te suspiro / eu, que soletro teu nome no escuro. // Me escutas, Cecília? / Mas eu te chamava em silêncio. / Na tua presença / palavras são brutas. // Pode ser que, entreabertos, / meus lábios de leve / tremessem por ti, / mas nem as sutis melodias / merecem, Cecília, teu nome / espalhar por aí. // Como tantos poetas, / tantos cantores, / tantas Cecílias / com mil refletores. // Eu, que não digo / mas ardo de desejo, / te olho / te guardo / te sigo / te vejo dormir. //
Comentarios
Publicar un comentario