Ir al contenido principal

Cecilia - Francisco Buarque de Hollanda

Cuántos artistas entonan baladas
para sus amadas con grandes orquestas.
Cómo los envidio, cómo los admiro
yo que te veo y casi ni respiro.

Cuántos poetas, románticos, prosas,
exaltan sus musas con todas las letras.
Yo te murmuro, yo te suspiro
yo, que deletreo tu nombre en lo oscuro.

¿Me escuchas, Cecilia?
Pero te llamaba en silencio.
En tu presencia
palabras son brutas.

Puede ser que, entreabiertos,
mis labios levemente
temblasen por ti,
mas ni las sutiles melodías
merecen, Cecilia, tu nombre
esparcido por ahí.

Como tantos poetas,
tantos cantores,
tantas Cecilias
con mil reflectores.

Yo, que no lo digo
mas ardo de deseo,
te miro,
te guardo,
te sigo,
te veo dormir.

¿Me escuchas, Cecilia?
Pero te llamaba en silencio.
En tu presencia
palabras son brutas.

Puede ser que, entreabiertos,
mis labios levemente
temblasen por ti,
mas ni las sutiles melodías
merecen, Cecilia, tu nombre
esparcido por ahí.

Como tantos poetas,
tantos cantores,
tantas Cecilias
con mil reflectores.

Yo, que no lo digo
mas ardo de deseo,
te miro,
te guardo,
te sigo,
te veo,
te miro,
te guardo,
te sigo,
te veo
dormir.



Quantos artistas entoam baladas / Para suas amadas com grandes orquestras / Como os invejo, como os admiro / Eu que te vejo e nem quase respiro. // Quantos poetas, românticos, prosas, / exaltam suas musas com todas as letras. / Eu te murmuro, eu te suspiro / eu, que soletro teu nome no escuro. // Me escutas, Cecília? / Mas eu te chamava em silêncio. / Na tua presença / palavras são brutas. // Pode ser que, entreabertos, / meus lábios de leve / tremessem por ti, / mas nem as sutis melodias / merecem, Cecília, teu nome / espalhar por aí. // Como tantos poetas, / tantos cantores, / tantas Cecílias / com mil refletores. // Eu, que não digo / mas ardo de desejo, / te olho / te guardo / te sigo / te vejo dormir. //


Comentarios

Entradas populares de este blog

Otra noche - Francisco Buarque de Hollanda

Otra noche, otro sueño. Como si soñase el sueño de otro dueño. Otro humo, otra ceniza, otra mañana. Muerdo la fruta, otro el jugo. Ando por la misma casa, otro aplomo. Otra sombra, otoño, lluvia, temporal. ¿Acaso no vi ya, de modo impersonal y en tiempo diferente un día extrañamente igual? Días iguales, avaricia de Dios, pasando indiferentes por mis extrañados ojos. Otros ojos en tu rostro. Pronuncio tu nombre y ya tu nombre es otro. Otra bruma, sombra de otro sueño,  alguien. Junio matinal, otoño, octubre y más.